Mis amigos esto de tener partidos cerradísimos se esta volviendo, gracias a Dios, una costumbre en los últimos días, siendo el más reciente el Chick-fil-A bowl, que se jugó entre los Tigers de LSU y los Tigers de Clemson en el Georgia Dome.
Se esperaba fuera un partido dominado por LSU, estando mejor sembrado y jugando en la SEC, que muchos consideran es la conferencia más competida de todas, contra un equipo de Clemson que juega en la ACC, una conferencia que dominan junto a los Seminoles de Florida State.
LSU fue arriba todo el partido, salvo unos momentos en los que el juego estaba empatado, pero Clemson estaba dominando el juego, pero por azares del destino la anotación se les negaba. Fue hasta el tercer cuarto que la defensiva de LSU despertó y fue consistente permitiendo 0 puntos, cuando en promedio Clemson se va generalmente con un touchdown y su punto extra.
LSU ha permitido muchas yardas por aire en sus últimos juegos, tanto que los últimos tres juegos los quarterbacks de los equipos rivales han tenido sus mejores marcas a lo largo de su carrera colegial ante ellos. Esto fue obviamente estudiado por el head coach de Clemson y su staff y se aprovecharon de ello, pudiendo completar muchos pases de la mano de su quarterback Tajh Boyd y de su receptor DeAndre Hopkins, y sobre todo pudiendo montar un drive faltando 1:39 para el final del juego. Comenzaron desde su yarda 20 y a base de pases pudieron colocarse a distancia de gol de campo, y confiando en su pateador Chandler Catanzaro ganarían el juego con la anotación del gol de campo que atravesaba los goalposts cuando el reloj estaba en ceros.
Les Miles buscaba con este partido su sexta temporada con 11 victorias o más en sus ocho temporadas con la universidad de LSU.
Señores con esto me despido no sin antes desearles el mejor de los años para este 2013 y mis mejores deseos para ustedes y sus familias. Que Dios los bendiga.
Gracias.